Javier Milei transformó la presentación de su libro en un show “a todo culo”. Entre luces, guitarras y fervor del culto a su personalidad. El espectáculo, que podría haber sido una curiosidad en tiempos de campaña, hoy contrasta con una Argentina golpeada por la crisis económica y los escándalos de corrupción. Como advirtió The Guardian, Milei parece jugar al rockstar mientras la casa se incendia.
A nuestro presidente le encanta el culto a su personalidad. Esto no es una novedad. Ya lo habíamos percibido cuando se jactaba de sus novias, como Fátima Flores o Yuyito González; cuando veíamos que perdía mucho tiempo recorriendo el mundo para presentar sus ideas y mostrarse como un referente de la ultraderecha global, pero no recorría Argentina. Y ahora nos dio una nueva ocasión para apreciar este rasgo de su personalidad en toda su plenitud.
Rodeado de una banda de rock a todo culo, con un súper espectáculo en el Movistar Arena, Milei convierte su política en espectáculo y refuerza así toda su excentricidad. Pero lo que ayer era simpático cae “medio feo” en un contexto en el que el país no está bien, todos estamos sufriendo por la motosierra, por el ajuste, y La Libertad Avanza está envuelta en múltiples escándalos de corrupción.
Tuvieron que bajar a su primer candidato a la provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, por vínculos con el empresario narco Machado, y ahora Cositorto, por si fuera poco, el condenado por la estafa de Generación Zoe, dice que apoyó económicamente a Santilli.
Un espectáculo bastante patético, ¿no? En un inicio, cuando Milei no estaba en el poder, se valió de esa estética outsider para criticar a la casta política, para mostrarse distinto, auténtico, alguien que no era como el resto de los políticos.
“Demoliendo Hoteles”:
Porque Javier Milei interpretó esa canción de Charly García para la presentación de su libro en el Movistar Arena pic.twitter.com/fERkrBCuH8— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) October 6, 2025
La gente estaba agotada de lo que había sido el gobierno de Alberto Fernández y el gobierno de Macri, gobiernos de promesas y de excusas. Durante Macri, en el horizonte estaba el futuro, el segundo semestre, la lluvia de inversiones. Durante Alberto no se podía por la pandemia, por la guerra de Ucrania, que esto, que lo otro… Nunca venía el bienestar, y ese contraste le sirvió a Milei.
Y también el rock. En su momento yo escribí una columna sobre su relación con Panic Show. Un tema muy poderoso de La Renga. La canción habla de un león que se escapa y queda suelto en la ciudad. El rey de un mundo perdido que se enfrenta a todos antes de ser abatido. Es una fantasía de poder, “ven aquí y enfrenta mis dientes”. Pero la imagen de fantasía de poder es tan poderosa justamente porque brilla incandescente antes de apagarse: el león ruge y lucha en un mundo que finalmente lo devorará.
Milei se cree enviado por Dios para generar una transformación radical en la Argentina. Funcionaba. Incluso la idea del rockstar, sujeto al que la sociedad le permite un poco de locura.
Ahora, la cuestión es que una cosa es esa táctica en un momento de ascenso, cuando tenés apoyo de la sociedad (y de la juventud) y otra cosa es en el momento actual, cuando ya pasaron dos años de gobierno, no lograste cambios favorables a la ciudadanía, y están esperando una ayuda salvadora de Estados Unidos que no llega mientras queman reservas del Banco Central porque no te alcanzan los dólares para mantener el esquema cambiario.
Caputo está hace un montón de días en Estados Unidos junto a todo su equipo económico. No vuelven porque no tiene nada para mostrar. Si vuelven con las manos vacías podría haber un descalabro económico peor del que ya hay. Entonces, está esperando, está rogando a sus socios del Tesoro que les den algo, que hagan un tuit, que le prometan alguna cosa para poder volver al menos con promesas.
Y mientras tanto, el gobierno da este show patético, en el que canta catorce canciones presentando un libro. La creación del milagro. Milagro es lo que necesita Milei para salvar su gestión y recuperarse del deterioro brutal que está sufriendo su espacio político en este momento.
En el show, la estrategia política fue la misma de siempre: alertar por la vuelta de los “kukas” y cantar “Cristina tobillera”. Polarización. La condenada, bla, bla, bla. ¿Qué me importa el kirchnerismo? Lo que le importa a la gente que no está pudiendo llegar a fin de mes. Está la mayoría de las personas endeudadas, reventando la tarjeta de crédito. No hay luz al final del túnel, no hay esperanza que se vea en el horizonte, no hay salvataje de Estados Unidos que sirva.
Lo único que hay es el intento de llegar a las elecciones dignamente por parte de un gobierno que se está cayendo a pedazos. Que es una calamidad. Y el tipo, bailando, cantando, haciendo un show en el Movistar, creyéndose un rockstar. Completamente patético. Los diputados del Partido Demócrata en Estados Unidos se están cagando de risa de Milei, subiendo fragmentos con mensajes hacia Trump, por darle un salvataje a un tipo tan pelotudo.
En los diarios internacionales también se burlaron de Javier Milei. Fue muy comentada, en varios medios argentinos, la publicación del diario británico The Guardian: “Juega al rockstar mientras la casa se incendia”.
“Su promesa de llevar a la Argentina a una nueva era de prosperidad naufraga entre conflictos económicos, escándalos internos y creciente descontento social”, se lee en el periódico, y califican a Milei como “un presidente que llegó prometiendo una revolución económica y moral, y que hoy enfrenta derrotas electorales, escándalos de corrupción y pérdida de apoyo”, como lo revelan además las últimas encuestas.
En la historia de nuestra región hay un antecedente: Abdalá Bucaram, presidente de Ecuador, tenía una personalidad parecida a la de Milei. Le gustaba cantar rock, se hacía el outsider y se hizo viral por una versión del tema de Elvis Presley, “Rock de la prisión”. Finalmente su presidencia duró pocos meses. Terminó siendo destituido por declararlo “insano mentalmente” por el Congreso del país. ¿Terminará Milei como Bucaram?