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    Milei contra las cuerdas

    El oficialismo atravesó en el Senado un revés histórico que quedará marcado en los registros  parlamentarios. Con 59 votos afirmativos, 9 negativos y 3 abstenciones, la Cámara alta rechazó el veto presidencial a la ley de ATN, que prevé una distribución automática de recursos hacia las provincias. El resultado expuso la soledad de La Libertad Avanza, que sólo logró retener a un puñado de aliados circunstanciales. Nunca antes en la política argentina un gobierno en ejercicio había padecido un traspié semejante en una votación en el Senado.

    La paliza se suma a la tortuosa jornada en Diputados este Miércoles, donde se rechazaron los vetos a la emergencia en Pediatría y el presupuesto universitario. En las afueras del Congreso, las universidades volvieron a protagonizar una concentración masiva que dejó “pintado” el protocolo antipiquetes.

    Los aliados comenzaron a bajarse rápidamente del “carro del perdedor”. Diputados del PRO y la UCR que acompañaron la ley Bases, ahora argumentan y votan contra el Gobierno. incluso los mercados, que comenzaron una corrida del dólar. La hipótesis de que el Presidente no llegue a terminar su mandato ya está presente en el debate público, los medios de comunicación y las calles. Algunos ya se prueban el traje de presidenciables.

    El mercado

    El mercado cambiario es un reflejo de ese clima. En un intento de frenar la corrida, el Banco Central vendió US$ 379 millones en una sola jornada, un nivel de intervención completamente insostenible. La cotización oficial se ubicó en $1.495 en el Banco Nación, superó los $1.500 en entidades privadas y el contado con liquidación trepó por encima de $1.550.

    El Gobierno asegura que dispone de US$ 22.000 millones en reservas y repite que está dispuesto a vender “hasta el último dólar” con tal de preservar la banda cambiaria, como lo declaró ayer el ministro de Economía en el canal de streaming Carajo. Sin embargo, los analistas advierten que esta estrategia resulta frágil frente a los compromisos de deuda por US$ 34.000 millones que restan hasta 2027 y la imposibilidad de recomponer reservas en un contexto de desconfianza.

    ¿Milei finge firmeza o apertura al diálogo?

    La presión no se limitó al dólar: los bonos soberanos retrocedieron más del 12%, el riesgo país escaló un 24% y en el mercado de futuros se operaron cerca de US$ 1.300 millones, con contratos que ya descuentan un tipo de cambio superior a los $1.537 para octubre. Los operadores interpretan que la crisis política en el Congreso agudiza las dudas sobre la capacidad oficial de sostener el programa económico.

    Ante este escenario, sectores empresariales y del establishment exigen un “reseteo” del programa económico, incluso con eventuales cambios en el gabinete, como condición para frenar la recesión y evitar un default. A contramano de esas demandas, el oficialismo insiste en no modificar el rumbo y apuesta a un salvataje financiero de Washington que, hasta ahora, permanece en el terreno de la incertidumbre.

    El aislamiento

    El aislamiento parlamentario es una dimensión más del aislamiento social que está sufriendo un presidente que se jactó de ser “cruel”, y que afirmó que la motosierra tenía apoyo popular. El crédito social otorgado al experimento libertario, motivado por la decepción con los Gobiernos de Macri y Alberto, se agotó. Por un lado, por la falta de mejoras a la situación económica de la mayoría. Pero además, porque el escándalo de corrupción en ANDIS le quitó a Milei su impostura “anti casta”.

    El levantamiento del secreto de sumario en la causa inaugurada por los audios filtrados de Spagnuolo es otro frente tormentoso. Confirma lo que era un secreto a voces. Cerimendo, director de La Derecha Diario, confirmó que el Presidente sabía del esquema de corrupción para recaudar un 8% de sobreprecios en la compra de medicamentos.

    El Gobierno, atrapado por su propio discurso polarizador-refundacional, chocó de frente contra una realidad social adversa, transita un momento de máxima vulnerabilidad.

    La movilización

    La movilización que copó la Plaza de Mayo del miércoles dejó una imagen contundente: jóvenes, estudiantes, jubilados, docentes, colectivos en lucha, partidos, organizaciones sociales y sindicales, reclamaron contra la motosierra en un contexto donde el gobierno exhibe cada vez más dificultades para sostener la iniciativa política. 

    La irrupción en las calles es un factor que no está tan presente en la coyuntura actual, como lo estuvo en la crisis que eyectó a De La Rúa del poder a comienzos de este milenio. Pero eso podría comenzar a cambiar.

    No es la primera vez que la universidad pública se transforma en el centro de resistencia anti Milei. Ya en julio de 2024, apenas iniciado el mandato, la Marcha Federal Educativa había logrado llenar la Plaza de Mayo. Entonces, el Gobierno tenía todavía crédito social para defender el ajuste, un panorama muy distinto al actual.

    Ingenierios del Caos, de Giuliano da Empoli

    La desafección democrática ha crecido en paralelo al avance de tendencias autoritarias de una nueva derecha que, a diferencia del fascismo del siglo XX, se oculta tras propuestas electorales. Sin embargo, su autoritarismo se alimenta por la identificación de las instituciones del Estado con las políticas de ajuste, precariedad y pérdida de derechos que los precedieron. 

    Milei se jactó de ser “el topo que viene a destruir el Estado”, y su discurso “anti casta” empalmó con la decepción que representaron los fracasos de las gestiones anteriores. 

    Pero que la extrema derecha actual se oculte tras las formas democráticas habla también de que las instituciones mantienen un arraigo en la sociedad. El desprestigio de Milei se fundamenta, además de en el deterioro económico, el que no es percibida de la misma manera su carácter disruptivo, vulgar y agresivo, desde el llano que desde las altas cumbres del poder ejecutivo. La crueldad no va más.

    La caída

    La caída del Gobierno es una hipótesis posible. Un gobierno que se cree elegido por Dios y con una misión histórica difícilmente tenga reflejos para adaptarse. La apuesta refundacional de ultraderecha chocó con una sociedad que defiende conquistas históricas, y democráticas.

    La escena argentina se mueve entre dos fuerzas que se enfrentan por el vértice. Una ciudadanía que resiste seguir perdiendo y un proyecto económico que busca avanzar en reformas radicales sin el apoyo social ni político suficiente. El gobierno está contra las cuerdas, recibiendo golpe tras golpe y sin capacidad de reacción. Aunque todavía los trabajadores tampoco tienen una alternativa clara a la vista, el fin de este experimento libertario sería una buena noticia.

     

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