Peter Lamelas, el elegido por Donald Trump como embajador de EE. UU. en Argentina, expuso sus cartas frente al Senado estadounidense para que aprueben su designación: Vigilar provincias argentinas, contrarrestar la “influencia maligna” de China, saludar a Santiago Caputo, apoyar al oficialismo en las elecciones de octubre y asegurarse que Cristina Kirchner cumpla su condena fueron algunas de las tareas que se asignó. El virrey dejó al menos dos certezas: que la ex mandataria argentina encubrió el caso de la AMIA y que él viene a profundizar relaciones con los gobernadores.
¿Quién es Peter Lamelas?
De víctima del socialismo que escapó en un barco desde Cuba con nada más que lo puesto a empresario millonario benefactor de partidos conservadores. El Sr. Lamelas es un ejemplo anticastrista de un joven que, sin nada que perder y con nada más que el apoyo del Partido Republicano estadounidense, logró fundar la MD Now y hacer millones con la uberización de las redes de primeros auxilios, vender su empresa al Estado y jugar al golf en Mar-a-Lago la mansión de Donald Trump. El sueño americano de ser donante devenido en diplomático por la módica inversión de US$500.000 a campañas de Donald Trump.
Principio de no injerencia
“Principio clásico del derecho internacional, consagrado en el artículo 2.7. de la Carta de las Naciones Unidas, que consiste en que ningún país puede intervenir en los asuntos internos de otros y que determina, en ocasiones, junto con otros factores, la imposibilidad de protección internacional de los derechos humanos”
Un principio interesante que históricamente los países imperialistas han sabido eludir con todo tipo de maniobras económicas frente a países periféricos. Especialmente, Estados Unidos ha tenido un dedo en el volante de nuestra economía mediante la dependencia al dólar, el endeudamiento externo y la permanente tutela del FMI, la fuga de capitales e injerencia directa del capital especulativo en la política monetaria, el saqueo de nuestros recursos y, por supuesto, el financiamiento de fuerzas políticas que pudiesen garantizar los intereses del gran capital.
Es llamativo, que ante un contexto global de guerra comercial, que en algunas partes del mundo toma expresiones bélicas, en Argentina la disputa por nuestro territorio sea tal que toma forma de virrey privado de todo pudor a la hora de señalar su preocupación por los acuerdos de Milei y los gobernadores con China y hasta por los movimientos a la izquierda del peronismo.
Más allá de lo discursivo
Para quienes no saben inglés, “vigilar provincias” se puede traducir como “energía y litio”. Si bien nuestro presidente, en lo discursivo, “no hace pactos con comunistas”, en los hechos, la renovación del swap de USD 5.000 millones con China no es el único negocio en pie:

El gigante asiático resulta ser el principal socio comercial de las exportaciones de un tercio de las provincias argentinas, entre ellas Entre Ríos y La Pampa, el segundo cordón de Buenos Aires y Santa Fe.
En materia de energía, las represas de Santa Cruz, Cóndor Cliff y La Barrancosa (o represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic), presentan un avance de obra de un 20% y 42% y se financian por un crédito chino de US$4714, de los cuales ya han desembolsado US$1850 millones hasta la fecha.

El 48% de los proyectos mineros para extraer litio en Argentina poseen principal participación de empresas chinas. Los capitales chinos tienen el ojo puesto en el potencial para litio y minería en Jujuy, San Juan, Chubut y Río Negro.
Con mucha razón, Sir Lamelas vigila con atención estos negociados. Pero para, además de echar un ojo, poder meter mano, el virrey necesita meterse en el bolsillo a los gobernadores. Pero ese terreno no parece ser de su dominio…
Better Call Lamelas
Las verborragia colonialista del aspirante a embajador causó un gran rechazo, hizo que la izquierda convoque a marchar, puso al community mannager de Cristina Fernández de Kirchner a abusar nuevamente de los caracteres de x, a la embajada de China a hablar de guerra fría y “prejuicios ideológicos” y varios gobernadores a hablar de soberanía nacional.

Las vísperas electorales siguen su curso más allá de la espectacularización de reacciones que puedan erguirse sobre los modos de Lamelas. En el Congreso, los gobernadores exigen una negociación de listas, cajas y medidas provinciales a cambio de respaldo para vetos presidenciales: la condición es una “mesa unificada”. Cansados de discutir con Karina Milei candidaturas por un lado y con Caputo los temas de gestión y administración por otro, exigen una negociación que englobe todo: listas, medidas del gobierno en cada provincia y, en esas condiciones, votos en el Parlamento.
El discurso de Lamelas puede ser una demostración de que EE. UU. toma nota de la ausencia de diálogo del presidente con los gobernadores. ¿Es la mención de Lamelas a Santiago Caputo un guiño para que sea el artífice de esta síntesis? ¿Serán estos vetos las commodities con las que los gobernadores negocien inversiones? ¿Podrá Peter Lamelas recuperar el Chevrolet que Fidel Castro le robó a su padre?